En los campos de Flandes
En los
campos de Flandes vuelan las amapolas
Entre las
cruces que marcan nuestro sitio,
hilera tras
hilera; y en el cielo
las
alondras, aunque cantan con fuerza, vuelan
sin apenas
ser oídas abajo entre los cañones.
Estamos
muertos. Hace pocos días vivíamos,
sentíamos el
amanecer,
veíamos el
ocaso resplandeciente,
amábamos y
eramos amados,
y ahora yacemos
en los campos de Flandes.
Continuad
nuestra pelea con el enemigo:
os pasamos
la antorcha
con nuestras
manos desfallecidas;
mantenedla
en alto.
No dormiremos
si dejáis de tener fe en nosotros los
que morimos,
aunque crezcan las amapolas en los
campos de
Flandes.
John McCrae
John Mc Crae, Médico y Teniente Coronel del Ejército de Canadá, escribió este poema en 1915, sentado en la parte trasera de una ambulancia en un puesto de primeros auxilios, en el campo de batalla cerca de Ypres, Bélgica, el día después de enterrar a un amigo. La amapola, de la que habla el poema, era la única flor que crecía en los devastados campos de Flandes. Murió en el frente de una neumonía.