jueves, 30 de julio de 2009

LA IMPORTANCIA DE LOS GESTOS

Gesto: Movimiento del rostro, de las manos o de otras partes del cuerpo con que se expresan diversos afectos del ánimo. (Diccionario de la Real Academia Española)
Gesto es aquello que primero mostramos, anterior a la palabra, lo inicial, lo pequeño, aparentemente intrascendente, pero que es la muestra de lo que probablemente vendrá.
Nos define en nuestro accionar, nos prefigura de manera sutil, a veces casi inadvertida, otras no tanto. Es elemental en la vida de relación humana, en cuanto a que lugar le damos al otro en cuanto tal, sin nombre ni apellido.
Muy bien ejemplifica J. Corominas en su Breve diccionario etimológico de la Lengua española, el “otro entre dos”.
Y por que digo importancia, porque todo en la vida o casi todo se inicia con un gesto, ya sea en un acto de respeto, de clemencia, amor o de indiferencia, elemento éste fundamental para comprender el robo, la corrupción, la tortura o el asesinato.
Todos sabemos lo que puede la mirada, de manera metafórica y a veces no tanto, como acariciar, suplicar, perdonar, comprender, amar, matar…
Por ello en toda acción humana, en especial cuando va dirigida hacia otro, hay un antecedente, un historial, que hace comprensible desde un acto de heroísmo o una muerte por venganza.
Muestra de ello es la educación, las normas de conducta, el vocabulario que usamos, nuestro comportamiento en la mesa, que son los parámetros dentro de los cuales nos manejamos, teniendo siempre presente que su trasgresión no sólo se limita a lo formal, sino que abre de manera muy sutil las compuertas del descontrol, dado que fueron instituidos de manera consuetudinaria, o sea por las costumbres a fin de que hayan reglas de juego básicas en el trato social.
Es que por encima de todo, con los gestos demostramos lo que sentimos por el otro y en que medida lo diferenciamos de lo que llamamos cosa.
Porque cuando lo cosificamos entramos en un tembladeral donde según el nivel socio cultural que desempeñemos, podremos recurrir a una conducta utilitaria, donde en la medida en que me interfiere lo niego, lo rechazo, lo distancio de mí, y con ello pasa a ser un medio para el logro de mis objetivos, sea robo, corrupción, muerte.
Probablemente uno de los rasgos de este mundo que nos toca vivir, es precisamente ésto, hemos olvidado que como en la teoría del caos, el vuelo de una mariposa puede desencadenar un temporal a miles de kilómetros.

Fernando Jijena Sánchez

viernes, 24 de julio de 2009

LAS VILLAS



Se­ñor Di­rec­tor:
"El problema de la delincuencia proveniente de las villas de emergencia no se va a resolver con más gendarmes o policías. El único camino es la integración de esa población a través de la educación, instalando escuelas; la salud, con salas de atención primaria; el trabajo, con los controles elementales; la policía, instalando comisarías; la capilla, etcétera.
"Es hacer de cada villa un pueblo. De lo contrario vivirán siempre ajenos y excluidos del sistema, lo que hace que vean a enemigos fuera de la villa. Gente sin educación, sin familia, sin perspectivas de asimilarse a la sociedad va a seguir haciendo lo mismo que hasta ahora: drogarse para robar o robar para drogarse.
"Por supuesto que no todos los que viven en la villa son delincuentes y tampoco los que viven afuera son ejemplos de vida en su totalidad.
"Sólo integrándolos a la sociedad, haciéndolos sentirse parte de ella, podremos lograr un cambio."

Fernando Jijena Sánchez
Publicada en el Diario La Nación el 2 de noviembre de 2008

FELICES LOS QUE SE ANIMAN A SOÑAR.

A María Valeria Atela, Creadora y directora de la Orquesta- Escuela de Chascomús, Provincia de Buenos Aires, que supo compartir su sueño con su gente, hoy una realidad digna del mejor elogio. (www.orquesta-escuela.com.ar)



¿Quién no quiere ser feliz?; ¿ Quién no hizo lo imposible para serlo ?, ese estado de ánimo tan escurridizo y al mismo tiempo tan deseado, al decir de Julián Marías, “un imposible necesario”.
Es cierto, son muchos los que se quejan de no ser felices, como si la felicidad fuera un don que nos debe ser dado por el hecho de haber nacido en este mundo, o nos lo deben dar nuestros padres, la sociedad, o vaya uno a saber quien.
Peor aún, cuando uno percibe un cierto estado de insatisfacción , de resentimiento o envidia en quienes se lamentan de no poseer el tan buscado y necesitado bien.
Sin embargo hay personas a quien se las ve felices, con entusiasmo por lo que hacen, con pasión, vocación, amor y perseverancia en lo que realizan, y quisiera aproximar algún elemento que los caracterice para tener una mayor comprensión del por que viven en un estado de alegría casi permanentes.
En general uno lo puede observar y sirve al mismo tiempo como sencillo test de autoevaluación para saber si uno es mucho, poco o nada feliz.
En primer lugar la bondad, es imposible ser feliz sin esta cualidad, por el sencillo motivo que sin ella no hay paz interior y sin paz interior no hay felicidad.
Segundo, sentido solidario, tener la necesidad de compartir con otros nuestra felicidad, brindándonos de alguna manera, descubriendo al otro, como compañero de ruta de la vida y coparticipe de la nuestra.
En tercer lugar diría generosidad, dado que sin ella la vida está muy circunscripta a lo que nos pasa y muy difícil podemos lograr el enriquecimiento espiritual que nos pueda hacer sentir felices.
Por último, por nombrar solo algunos elementos que hacen a la felicidad, agregaría la capacidad de soñar, pero en miras de un ideal, difícil o imposible de lograr pero ideal al fin. Como quien dice, saber mirar hacia las estrellas, descubrir la que más nos ilumine y vivir con la idea puesta en el sueño que a través de ella hemos descubierto.
Es que no debemos olvidar que la felicidad es un bien del espíritu, que tiene que ver mucho con la belleza y la paz interior, que no se consigue por medio del dinero sino a través de una “conversión interior”, la cual nos lleva a ese estado
Ese es nuestro desafío frente a la vida, ser felices y dar testimonio de ello a los que nos rodean.

Fernando Jijena Sánchez







EL BALLET CLÁSICO, darle a la vida un sentido...


Dedicado a Isabel Guerin, bailarina Estrella de la Opera Ballet de París

Darle a la vida un sentido, tener alegría de vivir, transformar el cuerpo en mágico instrumento, elevarse una y otra vez como si se tuviera alas desafiando la ley de la gravedad, girar y girar cual torbellino de vida, belleza y elegancia, es lo más parecido al ballet clásico.
Es que en cuanto se levanta el telón, se crea entre el protagonista principal o los principales, en general dos, y el público, una corriente de comunicación que no suele darse en otras circunstancias, donde el espectador se ve transportado a un mundo de vida, magia y color, donde la expresión corporal alcanza un grado tal que es muy difícil describir ni comparar.
Quien duda de que se está ante alguien con un don superior, capaz de expresar la pasión por la vida, porque de eso se trata, con tanta delicadeza y armonía. Por ello es que con reiterada insistencia quienes lo vemos desde “afuera”, nos preguntamos que hay detrás de todo esto, de esta bailarina o bailarín que logra emocionarnos, transportarnos por un tiempo a un mundo que en general no es el nuestro, para regalarnos este mensaje de vida en plenitud.
Tampoco es fácil contestarse respecto a quienes son, como han llegado, cuanto empeño han puesto y ponen, como es su diario transcurrir, para brillar en el firmamento de un teatro transformado en algo que parece inasible.
De lo que sí no hay dudas, es que para convertirse en un bailarín de primer nivel, la disciplina, perseverancia, voluntad y sacrificio son imprescindibles, rasgos estos que en general uno se los “auto impone” , lo que implica un dominio de sí mismo muy importante.
Es que en una época donde lo mediocre es casi la norma, uno se interroga como son los que han llegado a realizarse en un primer nivel de excelencia, reconocimiento y dedicación.
Todos sabemos que para aspirar a “ser alguien” en la vida, es necesario haber aceptado un desafío, recorrido un camino, haberse propuesto una meta.
Podríamos por cierto incluir aquí también a científicos, líderes de distinto orden, músicos, profesionales, artistas, deportistas etc, que hacen de su vida un proyecto mayúsculo, y se brindan en su totalidad sin descanso, en miras de una estrella que cada tanto anuncia que se ha nacido distinto.
Horas y horas de dedicación, consagración sería el término, en aras de una vocación, de un ideal que llama en la vida a algo superior, a veces un imposible, pero que nada ni nadie puede detener.
Hay que “sumergirse”, dar todo de uno, y al mismo tiempo darse cuenta que en esa entrega está implícito un crecimiento como persona.
Es que las dificultades no existen o no se tienen en cuenta, es el amor a lo que uno hace lo que permite realizar un “ideal de excelencia”.
No hay “suerte”, hay “entusiasmo sin límite” que no es lo mismo.
Es por ello que terminado el espectáculo se aplaude y se aplaude, algunos de pie, como reconocimiento y agradecimiento por los momentos vividos, pero también con la satisfacción de haber compartido algo tan grato, que invita una y otra vez a vivir una vida de superación permanente, teniendo como mira nuestros sueños. El resto son palabras, nada más.
Fernando Jijena Sánchez 






Isabel Guerin


jueves, 23 de julio de 2009

VIOLENCIA Y SIEMPRE MAS VIOLENCIA

Absortos, al límite del agotamiento moral y emocional, incrédulos frente a un presente que nos muestra un perfil siniestro como nunca, los argentinos no salimos del asombro.
Convencidos que “nos pasan” cosas, eternas víctimas del devenir, no sólo vivimos aterrorizados, sino que en nuestro afán de encontrar a quien enrostrarle nuestros males, comenzamos de a poco a interrogarnos si no hay alguna responsabilidad nuestra en todo esto.
¿ Habremos llegado al límite de la ingenuidad, cargada muchas veces de hipocresía, para comenzar a replantear lo que como sociedad nos acontece, en lo referente a la violencia e inseguridad ?
Frente a una delincuencia basada en la ambición desmedida, el desprecio absoluto y total por el otro, alimentada con el resentimiento, confiada en la impunidad, se va creando un clima de impotencia, confusión y temor, que de por sí, aumenta este círculo vicioso del cual pareciera que no hay salida.
Estamos algo así como en una ciudad después de un bombardeo, de una inundación, donde se ha perdido todo o casi todo, así como sólo entre todos podemos ayudar a reconstruirla.
Es que si no tomamos conciencia de que detrás de toda esta “delincuencia organizada”, hay complicidad de determinadas autoridades, de lo contrario sería imposible que creciera y se mantuviera al nivel que ha llegado, así como de gran parte de los damnificados, que con el criterio de que aún robados, violados o secuestrados , seguimos pensando en lo que más nos conviene, no efectuando la correspondiente denuncia, o negando lo sucedido, sin dejar de reconocer el importante papel que juegan jueces, fiscales, legisladores, etc. es prácticamente imposible encontrarle solución.
Solo con un cambio de actitud, comprendiendo que lo que le pasa a la sociedad en general, me afecta a mi en lo personal, será posible salir de este atolladero.
Mientras sigamos actuando como individuos, creyendo que el “sálvese quien pueda”, como el prototipo de nuestra “viveza criolla ”, es nuestra mejor solución, seremos un pueblo sin historia ni destino.
Antes venían por los demás, hoy no sólo por lo nuestro, sino por nosotros mismos, léase amputación de un dedo, o más, para que el dominio y el temor sean mayores.
Por ello es tan necesaria la reflexión, en cada hogar, en la oficina, en cada encuentro, para aunar criterios y esfuerzos que nos permitan superar tan difícil trance.
De nosotros, de todos nosotros, hoy más que nunca depende nuestro futuro.

Fernando Jijena Sánchez
PAPÁ, ¿CÓMO ESTÁS?

Pregunta simple, de todos los días, forma parte del saludo de un hijo hacia su padre, no suele llamar la atención para quien la escucha, y quien la pronuncia lo hace con total naturalidad; Sin embargo requiere de un proceso de maduración por parte de los hijos que suele llevar muchos años, vencer resistencias, plantearse una y mil preguntas, o tal vez no animarse a ello, hasta que un día se dice por primera vez, marcando con ello un cambio de página en la historia familiar, y en especial en la relación de los hijos con sus padres, que para el caso da lo mismo sea la mamá o el papá.
Es que si Ud. tiene un hijo, hija, menor de quince años está pregunta puede ser que no le diga nada. Claro está preocupado por otras cosas, si es muy pequeño, meses, estará a atento a si lo reconoce, si su sonrisa está dirigida hacia Ud. o es simplemente una expresión de saciedad que Ud. interpreta como de cariño y/o reconocimiento, luego lo ve que aprende a caminar, su primer día de jardín de infantes, el colegio, sus actuaciones en los actos escolares, de patito, arbolito, prócer, verlo competir en un deporte, festejar su cumpleaños hasta los quince aproximadamente.
Una vez iniciado el proceso de su adolescencia, las cosas cambian, comienzan a salir de noche, aparecen los cuestionamientos dentro del ámbito familiar, los amigos que de alguna manera reemplazan a la familia hasta entonces, principal referente en su vida.
Y ahí comienzan sus primeras inquietudes, de si es responsable, si estudia, si se va en muchas materias, si “se enamoró”, es prolijo, cuida sus pertenencias, si reclama más de lo esperado, si exige que le compren tal o cual vestimenta, etc.
Si su situación económica no es brillante, es probable que se pregunte hasta donde debe acceder a sus demandas de salidas, “independencia”, por cierto a costa de su esfuerzo personal.
Al llegar a los treinta es probable que aún siga viviendo con Ud. , y si partió, es muy factible que no esté muy atento a su vida personal, que lo llame muy de vez en cuando, que le conteste con un “ no es mi problema”, “yo tengo lo mío”, “vos estás confundido” , “no me entendés para nada”, y así sucesivamente.
Y el papá, ¿ Cómo estás ?... como decía al principio tarda mucho en llegar, para algunos padres demasiado.
Es que marca el principio de la vida adulta, si es que han devenido en tales, y en ello tenemos como padres nuestra parte, porque para llegar a ello, previamente hay que haberlos formado y ayudado a crecer,
a valorar su independencia de pensamiento y de actuación en la vida, de autonomía no sólo económica, sino emocional y de su voluntad, con un proyecto, un mirar hacia delante, un buscar “un lugar en el mundo”, en uno que se ha hecho tan difícil, inestable e impredecible.
Transformados en ciudadanos, “hechos ya hombres o mujeres”, es recién allí cuando un día se animan a mirar a sus padres, ya no desde la dependencia, el cuidado o sostén, sino como a iguales en la lucha por la vida, con sus ilusiones, proyectos, logros y fracasos.
Los más, ya en el rol de nuevos padres, que se animan de a poco a ver en los suyos, el reconocimiento del cariño, del apoyo y los valores inculcados, así como la distancia y las marcas que indefectiblemente da el paso de los años, para que un buen día se animen a decir con todo lo que ello significa: Hola papá, hola mamá ¿ Cómo están?...

Fernando Jijena Sánchez

¿ENTONCES, QUIÉN ES EL ENFERMO?


Todos tenemos una idea bastante clara de lo que es estar enfermo. Lo que significa un tratamiento con medicamentos, ejercicios, cirugía. También sabemos que cuando un familiar o amigo lo está requiere de nuestra parte un cuidado diferente.
Le dispensamos cariño, lo visitamos en especial si está internado o en cama, le damos nuestro apoyo y le comunicamos nuestro deseo de que mejore y se recupere a la brevedad. Otras veces nos ofrecemos a suplantarlo en algunas actividades, o le hacemos un regalo, en una palabra tratamos que en su desventura se sienta acompañado con la idea de minimizar su mal.
Ahora resulta que nuestra “capacidad” de cuidar a otro suele ser muy limitada en la mayoría de los casos.
Es que al principio la novedad, la posibilidad de ser protagonistas de velar en alguna medida por un ser querido, nos da un aire de cierta superioridad que nos invita a actuar de alguna manera.
Pero sucede que pasado un tiempo, en general días y a lo sumo semanas, al ver afectado nuestro mundo, la inquietud se invierte y nos preguntamos si no es hora de volver a lo “nuestro” en proporción directa al tiempo y empeño puesto de manifiesto al acompañar al enfermo.
Una cosa es una intervención de apendicitis, que sabemos que en general tiene buen pronóstico, que la internación es breve y la recuperación lleva sólo días.
Otro ejemplo, aunque no es una enfermedad pero requiere internación, es un parto.
Semejante al primero, es de corta estadía en la clínica u hospital, es un acontecimiento familiar, salvo que surjan problemas, es una “visita” que nos satisface efectuar.
Pero que pasa cuando la enfermedad pasa los treinta días promedio, cuando la cura no aparece, las dificultades se suman, la economía se resiente, las dudas y culpas comienzan a aflorar, en especial dentro del entorno familiar.
Aquí nos encontramos con otra cara de problema, la de una familia con un miembro “enfermo”, que no mejora, que nos genera muchos interrogantes y en especial uno que suele molestar mucho y es el ¿ y yo que tengo que ver en todo esto? ¿Esto está durando demasiado? ¿Hará el enfermo todo lo que tiene que hacer para curarse?
Y si la enfermedad aparece dentro de lo que se le llama “enfermedad mental”, léase, depresión, angustia, ansiedad, experiencias traumáticas que no son sencillas de elaborar, el panorama cambia de inmediato.
En este caso la familia es puesta a prueba y muchas veces no la supera en absoluto, en general porque surgen de inmediato situaciones no resueltas que hacen que al tiempo haya que reconocer que lo que se enfermó o estaba mal era el grupo familiar como tal, siendo en este caso el “enfermo” alguien que enciende la luz roja en cuanto a la salud mental de la familia.
Es que se hace muy difícil separar quien se enfermó y en que familia sucedió ello, dado que la interacción individuo familia en sus distintos subsistemas, padres, esposos, hijos, hermanos, es muy intensa, interrelacionada por naturaleza y necesidad, y la presencia de cualquier patología psicológica genera sensaciones, no siempre positivas para con el enfermo.
Es por ello que toda enfermedad crónica, léase treinta días o más afecta al grupo familiar casi siempre.
De ahí la advertencia de que si no se sabe que hacer con el enfermo, lo mejor es ponerse a disposición de un especialista, a fin de evitar males mayores y poder comprender que en el orden familiar nada se da aislado ni se resuelve individualmente exclusivamente.
¿Y cómo nos damos cuenta que necesitamos consultar ? Pues muy sencillo, como familiares podemos dar compañía, cariño, apoyo, pero cuado dudamos que hacer, es debido a que la situación nos superó y sólo pidiendo ayuda a quien corresponde podremos salir adelante con el problema.
De lo contrario nuestra ansiedad o desconocimiento de la enfermedad harán que simplemente agravemos la situación, el paciente empeore o no se cure, entrando en una espiral de desorden familiar que suele ser muy difícil de detener o evitar al no haberse puesto a disposición del especialista tanto el enfermo como la familia.

Fenando Jijena Sánchez
ELOGIO A MI VIOLÍN

A Iván Begur que a través de su violín, supo transmitir amor a la vida y formar una familia...


De la música disfrutamos todos, porque es fuente de alegría,
medio de encuentro, de comunicación, de recuerdo, generadora de emociones.
Sin embargo pocas personas tienen el privilegio de tocar un instrumento, hacer música, vivirla desde uno.
Es un proceso que suele llevar años descubrirlo, admirarlo, acercarse, tocarlo, probarlo, aprenderlo, disfrutarlo.
Transformar las “vibraciones” que tenemos dentro en melodía, expresarse, comunicarse de forma sonora, como la palabra y el canto.
Es que en primer lugar somos “instrumentos” de la vida, percibimos vibraciones de afuera, las generamos desde adentro, las sacamos de nuestro interior, y son los otros, lo es la naturaleza, los receptores y también generadores de las mismas, y así hasta el infinito.
Pero cuando de música se trata, y si en el violín estamos pensando, ello se enriquece, ordena, crea un equilibrio, y detrás de ello una armonía, aquello que diferencia al ruido de la música, o una de sus características mas importantes.
Por otro lado el violín tiene elementos que obviamente le son propios y característicos.
En primer lugar su sola presencia implica respeto, fragilidad, belleza, tiene un cuerpo, una caja, donde hay sencillamente aire, como los pulmones, del cual en alguna medida son una especie de “extra”, por poner un nombre.
Se lo sostiene muy cerca del cuello, como si de alguna manera quisiéramos hablar a través de él, al menos expresarnos por su intermedio, casi se lo tiene abrazado.
Con la mano izquierda marcamos las notas y con la derecha, arco mediante, en ese ir y venir que le es característico, a veces con suavidad, otras con brío, las vamos logrando.
Así va surgiendo la música, también la nuestra, la que nos permite sentir y disfrutar de ese momento casi mágico en el que nos proponemos recrearla, percibiendo al final una sensación muy particular, la de haber sido partícipes, creadores y ejecutores de un momento tan especial, nos quedamos en paz.
Con cariño y cuidado lo guardamos. En el ambiente queda el silencio, la música en el recuerdo, con la esperanza de que esta vivencia se repita una y mil veces más, siempre parecida y al mismo tiempo diferente, como los sueños, como la vida, nada más.

Fernando Jijena Sánchez




TRAUMAS DE LA VIDA SEXUAL.

Se ha instalado el debate acerca de la reforma del Código Penal, y quiero hacerles llegar una reflexión que considero fundamental para ser tenida en cuenta: diferenciar el sexo oral de la violación es no entender en absoluto lo que significa para una mujer el ser obligada a hacerlo.
No conozco a ninguna que habiendo sido víctima de una "agresión sexual" (quizás éste sería el término correcto) que diferencie una de la otra, o que se sienta menos victimizada porque sólo se le obligó a practicar sexo oral. El concepto, a mi criterio, debe ser unificado porque la victimización se da fundamentalmente en el plano emocional, en lo psicológico y secundariamente en lo físico. Al revés de lo que se les reclama a las víctimas en la Justicia, como ser lesiones físicas, si fue o no penetrada, ADN, etc., etc. En todo caso, es la psiquiatría forense la que tiene que tener la última palabra.
Es innumerable la cantidad de mujeres que, como psiquiatra, veo casi a diario, que sólo viven el trauma de la violencia sexual sin siquiera poder recordar otra cosa que una terrible sensación de abuso, ultraje, violencia, impotencia, asco, vergüenza, incomprensión social y muchas veces familiar.

Fernando Jijena Sánchez


Publicado en el diario Clarin el 24 de junio de 2006
VIOLACION Y SEXO ORAL

Señor Director:
"Con motivo del proyecto de modificación del Código Penal, y ante la posibilidad, que en el caso de la violación sexual se pretenda diferenciar del sexo oral, con una pena menor para este último caso, quisiera hacer algunas consideraciones.
"Nadie confunde una cosa con otra, es obvio, pero desde el punto de vista del daño ocasionado a la víctima, en particular en el nivel psicológico, debo decir enfáticamente y sobre la base de mi experiencia como médico psiquiatra, que ninguna mujer va a sentirse menos herida si lo fue con sexo oral o simplemente violada.
"Cualquiera que de las dos actitudes son generadoras de un estrés pos traumático gravísimo, debiendo ser pasibles de una pena igual.
"Por ello invito a aquellos que están analizando el tema a que se instituya el concepto de agresión sexual grave, incluyendo en ello la violación, el sexo oral y las distintas maneras de manifestarse delictivamente en el orden de lo referido, lo cual facilitaría la denuncia y su posterior investigación, así como la sentencia correspondiente."

Fernando Jijena Sánchez


Publicada en el diario La Nación el 2 de junio de 2006


PRIVÓ LA CORDURA

Señor Director:
"Y el aborto no se hizo. Privó la cordura de los médicos.
"Que si la Justicia es laica, que si la Iglesia no tiene que hablar, que si la mujer es dueña de su cuerpo, que si era discapacitada, y así hasta el infinito. La única voz válida que queda es la del llanto, al momento de nacer, de este bebe, que sin saberlo ni quererlo, viene al mundo en un país cada día más perturbado, confundido e insensibilizado."
Fernando J.I. Jijena Sánchez

Publicado en el diario La Nación el 2 de agosto de 2006