miércoles, 7 de noviembre de 2012

DECÁLOGO PARA LA SOLUCIÓN  DE  CONFLICTOS  ENTRE AMIGOS O FAMILIARES

1) Preguntarse siempre: ¿Qué nos pasó?  Algo cambió, algo olvidamos, en algo fallamos, etc.
2) No hacer acusaciones sino plantear lo que  no nos gusta, nos daña, nos hace mal, nos molesta…El por tu culpa… no lleva a nada.
3) Tratar de ponerse en el lugar del otro para tener una idea de su exigencia, demanda, protesta, reclamo, etc.
4) No hablar en cualquier lugar ni delante de cualquiera. El bar es el lugar más neutro para ambos y no hay interferencias. En lo posible en ausencia de terceros, salvo que sea obligado.
5) Se puede discutir, cuestionar,  pero nunca cortar el vínculo.
6) Aceptar que podemos estar confundidos o equivocados.
7) Si no se llega a nada DISIPAR. Tomar distancia, guardar silencio y tener paciencia, hasta la próxima oportunidad.
8) Lo que no se logra luego de tres planteos, es probable que requiera otro enfoque.
9) Siempre escuchar hasta que el otro dé por finalizado su discurso.
10) Recordar a San Pablo:

“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. 
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada..
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. 
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 
Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño.
En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor”.
Carta de San Pablo a los Corintios I,  13, 1-13

Fernando Jijena Sánchez