A María Cristina Maggi, ejemplo de vida, de solidaridad, siempre presente en la vida de sus nietos
Tan sencillo como familiar, importante y trascendente
en la vida de los nietos, es una relación que comienza con el nacimiento, que
marca tanto a unos como a otros, un vínculo que se hace fuerte, necesario,
imperecedero.
La ternura por excelencia es lo que mejor define este
vínculo, precisamente en una etapa, que en muchos aspectos confirma y asegura
el amor incondicional de los padres, y juega
un papel fundamental en el desarrollo de
la personalidad.
Me refiero a la autoestima en particular, elemento
básico en la vida de las personas que regula toda decisión futura, basada en la
confianza en uno mismo, importantísimo para cualquier logro futuro.
Freud decía que si eres un rey para tu madre vas a
ser un rey en el mundo, y yo me animaría a decir que es a los abuelos a quienes
les cabe esa función. Primero y principal, porque no tienen la necesidad de los
padres de cuidar, alimentar, educar, formar el carácter y tantos elementos que
conforman el rol padres, pero una vez sentadas esas bases, los abuelos tienen
el privilegio, por llamarlo de alguna manera, de sembrar ternura y cuidado para
permitir la formación de una personalidad
que se sienta capaz y merecedora de amor familiar y poder de esa manera
aprender a enfrentar la vida.
Para ello son fundamentales los cinco primeros años , pasados los cuales el
cuidado de los abuelos pasa a formar una lección de vida inolvidable, por eso nunca
mueren, simplemente un día dejan de estar físicamente, pero su presencia es constante y su amor no cesa.
Fernando Jijena Sánchez
Fernando Jijena Sánchez