martes, 4 de junio de 2019

DEDICADO A SAN IGNACIO DE LOYOLA CON ADMIRACIÓN Y RESPETO


Nació en 1491 en Azpeitia, Guipúzcoa, España, y falleció en Roma el 31 de julio de 1556 a la edad de 65 años.
Español universal, contemplativo y activo a la vez.
Oriundo de una familia rica, fue cortesano por nacimiento y pobre por elección.
Vasco de origen, se hizo ciudadano del mundo.
Supo encontrar a Dios en todas las cosas.
Tenía muy claro lo que hoy llamaríamos “sentido de excelencia”.
Temperamental, firme y constante en sus designios.
Tuvo como San Pablo su camino de Damasco, aunque en este caso fue en Pamplona, donde sufrió la fractura de una pierna, a raíz de un cañonazo en una guerra entre españoles y franceses. Por estética se hizo operar dos veces, obviamente cuando no existía la anestesia.
Fue Don Quijote en defensa de la Cristiandad y del sentir cristiano.
Fundó la Compañía de Jesús (Jesuitas)
Escribió un librito llamado “Ejercicios Espirituales”, una manera de encontrar o reencontrarse con Dios.
El mundo fue su aldea, desde donde irradió su fuerza y personalidad en la esperanza de lograr un mundo mejor.
En su momento Gregorio Marañón ( Médico, escritor y pensador español) dijo: “Todo gran santo es un héroe, pero en San Ignacio el tema heroico adquiere una realidad y grandezas patéticas”.
Para Miguel de Unamuno (Escritor y filósofo español) : “El hombre más grande que ha tenido nuestra raza”.
Se consideró un peregrino en el mundo.
Su lema: Ad mayorem Dei Gloriam” (Todo por la mayor gloria de Dios)

Fernando José Ignacio Jijena Sánchez



                                                 Santuario de San Ignacio de Loyola, Azpeitia, Guipúzcoa, España


Casa natal de San Ignacio, Azpeitia,Guipúzcoa,  España





                   Imagen de San Ignacio acorde a su estatura, Iglesia del Gesù,  Roma


                                     
                                         No se ha de preciar España
                                         de Pelayo ni del Cid,
                                         sino de Loyola solo
                                         porque a ser su sol venís.

                                         Lope de Vega