jueves, 13 de agosto de 2009


¿LE LLEVA UD. LA MOCHILA A SU HIJO?



La imagen es muy frecuente, puede ser al subir al auto, al entrar en la escuela, en la casa.
La madre o el padre van delante y el hijo detrás, en un caminar cansino, como justificando no poder acarrear su “mochila escolar”.
El que la lleva (hecha y calculada para ser transportada por un niño) parece hacerlo con orgullo y firmeza, con una aspecto de “dejá que yo te la llevo” (yo te lo hago, te lo digo, te lo escribo…)
Hasta aquí una inocente vista de la relación padres e hijos, en un acto intrascendente de la vida cotidiana. Pero he aquí que en ese intercambio de funciones, se crea una invasión en el mundo del niño, al no permitirle experimentar como propio, lo que por su edad le compete. Es que a cada edad lo suyo, si comenzamos por llevarle lo que por lógica a él le compete, difícil le va a hacer hacerse cargo de sus distintas responsabilidades a lo largo de la vida, si del vamos le trasmitimos la idea de que mamá o papá pueden, no te canses pobrecito, que no es muy distinto del no crezcas, te vas a cansar, con la contra partida del yo tengo fuerza, yo la cuido mejor, puedo más que vos..
Lo curioso del caso, es que esos mismos padres, una vez llegado su hijo a la adolescencia, y aún mucho después, suelen quejarse de que sus hijos no colaboran, dejan todo desordenado, o hay que llamarlo diez veces para ir al colegio. Y no tardan en recriminarlos por no hacerse cargo de sus responsabilidades, con el consabido “ya sos grande”, para que uno tenga que estar detrás de todo.
Misterioso designio el de estos los padres que los trataron como bebés hasta muy grandecitos, y de repente quieren que se transformen en responsables de sus quehaceres.
El desgano, la impotencia, el mal carácter, suelen ser sus corolarios.
No podemos olvidar que la educación es un continuo “in crescendo” desde el nacimiento hasta la edad adulta, en busca de una independencia, autonomía, en un conformar al individuo para que se constituya en persona adulta, y no en un sube y baja al arbitrio de padres sobreprotectores.
La pregunta ¿Será inocente el hecho de tratarlos como perpetuos bebés, para exigirles años después, que sean aquello que nosotros no les permitimos ser?

Fernando Jijena Sánchez


Comentario: El  autor deja constancia que en casos muy "excepcionales", le llevó la mochila a su nieto de cuatro años al salir del "cole" y llevarlo a su casa.