viernes, 24 de julio de 2009


FELICES LOS QUE SE ANIMAN A SOÑAR.

A María Valeria Atela, Creadora y directora de la Orquesta- Escuela de Chascomús, Provincia de Buenos Aires, que supo compartir su sueño con su gente, hoy una realidad digna del mejor elogio. (www.orquesta-escuela.com.ar)



¿Quién no quiere ser feliz?; ¿ Quién no hizo lo imposible para serlo ?, ese estado de ánimo tan escurridizo y al mismo tiempo tan deseado, al decir de Julián Marías, “un imposible necesario”.
Es cierto, son muchos los que se quejan de no ser felices, como si la felicidad fuera un don que nos debe ser dado por el hecho de haber nacido en este mundo, o nos lo deben dar nuestros padres, la sociedad, o vaya uno a saber quien.
Peor aún, cuando uno percibe un cierto estado de insatisfacción , de resentimiento o envidia en quienes se lamentan de no poseer el tan buscado y necesitado bien.
Sin embargo hay personas a quien se las ve felices, con entusiasmo por lo que hacen, con pasión, vocación, amor y perseverancia en lo que realizan, y quisiera aproximar algún elemento que los caracterice para tener una mayor comprensión del por que viven en un estado de alegría casi permanentes.
En general uno lo puede observar y sirve al mismo tiempo como sencillo test de autoevaluación para saber si uno es mucho, poco o nada feliz.
En primer lugar la bondad, es imposible ser feliz sin esta cualidad, por el sencillo motivo que sin ella no hay paz interior y sin paz interior no hay felicidad.
Segundo, sentido solidario, tener la necesidad de compartir con otros nuestra felicidad, brindándonos de alguna manera, descubriendo al otro, como compañero de ruta de la vida y coparticipe de la nuestra.
En tercer lugar diría generosidad, dado que sin ella la vida está muy circunscripta a lo que nos pasa y muy difícil podemos lograr el enriquecimiento espiritual que nos pueda hacer sentir felices.
Por último, por nombrar solo algunos elementos que hacen a la felicidad, agregaría la capacidad de soñar, pero en miras de un ideal, difícil o imposible de lograr pero ideal al fin. Como quien dice, saber mirar hacia las estrellas, descubrir la que más nos ilumine y vivir con la idea puesta en el sueño que a través de ella hemos descubierto.
Es que no debemos olvidar que la felicidad es un bien del espíritu, que tiene que ver mucho con la belleza y la paz interior, que no se consigue por medio del dinero sino a través de una “conversión interior”, la cual nos lleva a ese estado
Ese es nuestro desafío frente a la vida, ser felices y dar testimonio de ello a los que nos rodean.

Fernando Jijena Sánchez







EL BALLET CLÁSICO, darle a la vida un sentido...


Dedicado a Isabel Guerin, bailarina Estrella de la Opera Ballet de París

Darle a la vida un sentido, tener alegría de vivir, transformar el cuerpo en mágico instrumento, elevarse una y otra vez como si se tuviera alas desafiando la ley de la gravedad, girar y girar cual torbellino de vida, belleza y elegancia, es lo más parecido al ballet clásico.
Es que en cuanto se levanta el telón, se crea entre el protagonista principal o los principales, en general dos, y el público, una corriente de comunicación que no suele darse en otras circunstancias, donde el espectador se ve transportado a un mundo de vida, magia y color, donde la expresión corporal alcanza un grado tal que es muy difícil describir ni comparar.
Quien duda de que se está ante alguien con un don superior, capaz de expresar la pasión por la vida, porque de eso se trata, con tanta delicadeza y armonía. Por ello es que con reiterada insistencia quienes lo vemos desde “afuera”, nos preguntamos que hay detrás de todo esto, de esta bailarina o bailarín que logra emocionarnos, transportarnos por un tiempo a un mundo que en general no es el nuestro, para regalarnos este mensaje de vida en plenitud.
Tampoco es fácil contestarse respecto a quienes son, como han llegado, cuanto empeño han puesto y ponen, como es su diario transcurrir, para brillar en el firmamento de un teatro transformado en algo que parece inasible.
De lo que sí no hay dudas, es que para convertirse en un bailarín de primer nivel, la disciplina, perseverancia, voluntad y sacrificio son imprescindibles, rasgos estos que en general uno se los “auto impone” , lo que implica un dominio de sí mismo muy importante.
Es que en una época donde lo mediocre es casi la norma, uno se interroga como son los que han llegado a realizarse en un primer nivel de excelencia, reconocimiento y dedicación.
Todos sabemos que para aspirar a “ser alguien” en la vida, es necesario haber aceptado un desafío, recorrido un camino, haberse propuesto una meta.
Podríamos por cierto incluir aquí también a científicos, líderes de distinto orden, músicos, profesionales, artistas, deportistas etc, que hacen de su vida un proyecto mayúsculo, y se brindan en su totalidad sin descanso, en miras de una estrella que cada tanto anuncia que se ha nacido distinto.
Horas y horas de dedicación, consagración sería el término, en aras de una vocación, de un ideal que llama en la vida a algo superior, a veces un imposible, pero que nada ni nadie puede detener.
Hay que “sumergirse”, dar todo de uno, y al mismo tiempo darse cuenta que en esa entrega está implícito un crecimiento como persona.
Es que las dificultades no existen o no se tienen en cuenta, es el amor a lo que uno hace lo que permite realizar un “ideal de excelencia”.
No hay “suerte”, hay “entusiasmo sin límite” que no es lo mismo.
Es por ello que terminado el espectáculo se aplaude y se aplaude, algunos de pie, como reconocimiento y agradecimiento por los momentos vividos, pero también con la satisfacción de haber compartido algo tan grato, que invita una y otra vez a vivir una vida de superación permanente, teniendo como mira nuestros sueños. El resto son palabras, nada más.
Fernando Jijena Sánchez 






Isabel Guerin